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Por Pablo Fuentes
El modelo chino es un tema complejo y ha evolucionado significativamente desde las primeras décadas de la República Popular.
Si bien China se autodefine como un país comunista, su sistema económico combina elementos del capitalismo, especialmente en su forma de “capitalismo de Estado” o “socialismo con características chinas”, como lo describe el propio gobierno chino.
Esto implica que el Estado mantiene un control sustancial sobre sectores estratégicos de la economía, mientras que el mercado y las empresas privadas tienen un rol importante en otras áreas.
Capitalismo de Estado en China
El ”capitalismo de Estado” en China se refiere a un modelo donde el gobierno central tiene una participación directa y activa en la economía. Las empresas estatales siguen siendo importantes, pero al mismo tiempo, las reformas iniciadas a finales de los años 70 por Deng Xiaoping abrieron la economía al capital privado y extranjero, promoviendo un crecimiento económico acelerado.
Aunque el Partido Comunista Chino sigue controlando el poder político y afirma los ideales del comunismo, en la práctica, ha permitido el surgimiento de una clase empresarial muy rica. De hecho, China tiene una gran cantidad de millonarios, lo que para muchos podría parecer contradictorio con los principios comunistas de igualdad económica.
Sin embargo, la lógica oficial sostiene que el crecimiento económico y la acumulación de riqueza son necesarios para alcanzar un mayor bienestar para toda la población en el largo plazo.
Contradicciones ideológicas
La coexistencia de una élite económica con una estructura política comunista genera muchas tensiones ideológicas. Algunos críticos lo ven como una traición a los principios del comunismo, mientras que otros sostienen que China está aplicando un enfoque pragmático al desarrollo. La narrativa oficial es que este crecimiento es parte de un proceso necesario para fortalecer al país, reducir la pobreza y eventualmente lograr una sociedad más igualitaria, aunque en la práctica se observen profundas desigualdades económicas y estas se profundizan dia a dia.
Expansión en África y América Latina
El interés de China en África y América Latina está relacionado con su estrategia global de asegurar recursos naturales, como minerales y petróleo, y expandir su influencia geopolítica. En África, China ha financiado grandes proyectos de infraestructura a cambio de acceso a recursos, lo que ha generado tanto alabanzas por el desarrollo que aporta como críticas por prácticas que se perciben como neocolonialistas. Algunos argumentan que China aprovecha las debilidades institucionales de ciertos países para imponer acuerdos desventajosos, tomando control de recursos sin generar los beneficios esperados para las poblaciones locales.
En América Latina, las inversiones chinas en sectores como minería, agricultura y energía también han generado controversia. Las críticas suelen centrarse en preocupaciones ambientales, laborales y de soberanía. Las empresas chinas han sido acusadas de no respetar los estándares ambientales y laborales locales, y su influencia en sectores estratégicos ha generado temores de dependencia económica. Las voces en contra de la “voracidad” de las inversiones chinas también reflejan la preocupación por la competencia que esto representa para empresas locales y multinacionales tradicionales, como las de Europa o Estados Unidos, que tradicionalmente han tenido mayor presencia en la región.
¿Por qué surgen estas críticas?
Las críticas a China en África y América Latina se producen por varias razones:
- Desigualdad en los acuerdos: Muchos consideran que China establece acuerdos desiguales, obteniendo acceso a recursos valiosos sin garantizar beneficios equitativos a los países anfitriones.
- Prácticas laborales y ambientales: Se acusa a las empresas chinas de no respetar las normativas locales, lo que genera conflictos laborales y daños ambientales.
- Soberanía y dependencia: La creciente presencia de China en sectores estratégicos ha generado temores de que estos países pierdan control sobre sus propios recursos y economía.
- Modelo extractivo: Algunos ven la inversión china como una continuación del modelo extractivo tradicional, donde los recursos naturales se extraen sin generar un desarrollo sostenible para las comunidades locales.
China es vista como un socio pragmático y dispuesto a invertir donde otras naciones o corporaciones dudan, pero a menudo se enfrenta a críticas por no respetar los principios de sostenibilidad y derechos humanos que muchos consideran esenciales en las relaciones económicas modernas.