Por Pablo Fuentes E.
Si la electricidad en Chile es considerada una de las más caras en América Latina en comparación con otros países de la región. Varios factores contribuyen a este costo elevado:
- Dependencia de Energías Importadas: Chile depende en gran medida de la importación de combustibles fósiles para la generación de electricidad, lo cual incrementa los costos debido a la volatilidad de los precios internacionales.
- Mercado Eléctrico y Regulación: El mercado eléctrico en Chile está altamente concentrado, con pocas empresas controlando gran parte de la generación y distribución de electricidad, lo que puede llevar a precios más altos debido a la falta de competencia.
- Costo de las Energías Renovables: Aunque Chile ha incrementado su participación en energías renovables, como solar y eólica, y a largo plazo esto podría reducir los costos, la transición inicial y la infraestructura necesaria han tenido costos significativos.
- Infraestructura y Distribución: La geografía de Chile, con su extensión larga y estrecha, también eleva los costos de distribución, especialmente para suministrar electricidad a zonas remotas.
Comparando con otros países de América Latina, como Argentina, México, o Colombia, donde los subsidios o una mayor participación de hidroeléctricas (que tienen costos marginales más bajos) abaratan los precios, Chile se encuentra en el rango superior en términos de costo por kilovatio-hora.
Sin embargo, es importante destacar que aunque los precios pueden ser altos, Chile también lidera la región en iniciativas de eficiencia energética y transición hacia fuentes más sostenibles, lo cual podría estabilizar o reducir los precios en el futuro.
Sí, es una contradicción notable y un desafío significativo para el sector energético en Chile. A pesar de ser líder en la producción de energía limpia en América Latina, Chile enfrenta problemas de desperdicio de energía, especialmente debido a la falta de infraestructura adecuada y a desafíos en la integración de energías renovables al sistema eléctrico nacional. Este fenómeno puede explicarse por varios factores:
- Limitaciones de la Red de Transmisión: Chile ha experimentado un rápido crecimiento en la capacidad instalada de energías renovables, como la solar y la eólica. Sin embargo, la infraestructura de transmisión no ha crecido al mismo ritmo, lo que provoca cuellos de botella y hace difícil transportar la energía desde los lugares donde se produce (como el norte del país, rico en recursos solares) hasta los centros de consumo en el sur y centro.
- Curva de Producción y Consumo Desalineada: Las energías renovables, especialmente la solar y la eólica, tienen una producción intermitente que no siempre coincide con los picos de demanda de los consumidores. Sin sistemas de almacenamiento eficientes (como baterías de gran capacidad) o mecanismos de gestión de la demanda, la energía producida en exceso durante momentos de baja demanda se pierde.
- Falta de Almacenamiento de Energía: El almacenamiento es clave para aprovechar al máximo las energías renovables, pero los sistemas de almacenamiento en Chile aún son limitados y costosos. Sin suficiente capacidad de almacenamiento, la energía producida en momentos de baja demanda no puede ser guardada para usarse más tarde.
- Regulación y Gestión del Mercado: El diseño del mercado eléctrico y la regulación también pueden contribuir al desperdicio de energía. Las reglas del despacho eléctrico, que determinan qué plantas generan en cada momento, pueden no priorizar de manera óptima las energías renovables, llevando a situaciones donde la energía limpia se desperdicia mientras otras fuentes siguen operando.
- Innovación y Tecnología: A pesar de los avances, aún hay una brecha tecnológica en la adopción de soluciones como la gestión inteligente de redes (smart grids), que pueden optimizar el uso y la distribución de la energía.
Esta situación representa una contradicción porque, mientras Chile avanza hacia un modelo energético más limpio, la ineficiencia en el uso de esa energía renovable socava parte de los beneficios ambientales y económicos esperados. Para abordar esta contradicción, Chile necesita inversiones significativas en infraestructura de transmisión, almacenamiento de energía y una regulación que permita una integración más flexible y eficiente de las energías renovables en la red eléctrica.